Cada elección conservo una boleta de cada fuerza que se presenta, a modo de ayuda memoria. Cada elección, las panquequeadas en los partidos tradicionales son más burdas. Se ha constituido en uno de los métodos predilectos y más efectivos de la casta política para mantenerse en el poder. Es una manera escandalosa de hacerlo, pero que los argentinos ya hemos naturalizado estas “alianzas” que nacen y durán un suspiro.
No hay que irse tan atrás para comprobarlo. Con ver los candidatos y las fórmulas de las elecciones ejecutivas de 2007 alcanza para apreciar la manera en que los políticos patronales (los que representan los intereses del empresariado nacional y de las multinacionales) se (¿Reconvierten?) (¿Mutan?) adaptan a la coyuntura, formando agrupamientos sin ningún tipo de identidad, para no perder su lugar de privilegio y así mantener un statu quo donde siempre ganan y pierden los mismos.
La fórmula ganadora en 2007 fue Cristina Fernández-Julio Cobos. El vicepresidente de aquel entonces (exponente de los “radicales K” –los radicales sin brújula-) ya se sabe cómo terminó tras su voto no-positivo a la implementación de las retenciones móviles a las exportaciones agrícolas (hoy apoya a Macri, por la que la fórmula no tuvo mucho éxito). En esa misma boleta uno puede encontrar (en la provincia de Buenos Aires) a Felipe Solá como primer candidato a diputado nacional (hoy excandidato a gobernador en la lista de Massa). Scioli ganó la gobernación y Gustavo Posse (hoy candidato de “Cambiemos”) ganó la intendencia de San Isidro (compitió con Sebastián Galmarini, que también estaba enganchado en una lista de Cristina; hoy es senador provincial por “Cambiemos”).
Las sorpresas siguen cuando se hurga en las boletas “opositoras”. Carrió salió segunda con más del 21% de los votos. Su vice en la prácticamente extinta “Coalición Cívica” era Rubén Giustiniani, del Partido Socialista, que ahora fue electo diputado nacional por Santa Fe, ya alejado de Carrió. La lista de diputados nacionales la encabezaba Adrián Pérez, hoy diputado del massismo y excandidato a intendente de Vicente López por esa fuerza. Margarita Stolbizer, que este año sacó menos del 2,5% de los votos con su lista “Progresistas”, en 2007 compartía boleta con toda esa gente como candidata a gobernadora.
El tercer puesto en las presidenciales del 2007 lo ocupó Roberto Lavagna, con su “Concertación UNA”, que era una alianza de su nuevo partido con la UCR. En estas elecciones 2015 acompañó a Massa. Su compañero de fórmula en aquel entonces era Gerardo Morales, hoy gobernador electo de Jujuy con un partido que unió a toda la “oposición” –patronal- actual (UNA, Cambiemos y “Progresistas”). El candidato a gobernador que figura en esa boleta era nada menos que Ricardo Alfonsín, hoy un cadáver político.
El cuarto lugar en 2007 lo ocupó Alberto Rodríguez Saá, con uno de los tantos partidos que creó estos últimos años: “Frente Unión Justicia y Libertad”. El quinto puesto lo ocupó uno de los culpables del asesinato del docente Carlos Fuentealba, Jorge Sobisch y luego aparece Pino Solanas con el “Partido Socialista Auténtico” (años después, Pino dilapidó su crecimiento en Capital con la alianza con Carrió y compañía, la ¿recordada? UNEN que duró menos que Cristina-Cobos).
En las presidenciales 2011, con Cristina de ganadora indiscutible, la “oposición” estuvo aún más desconcertada y salieron fórmulas realmente increíbles. Cristina-Boudou arrasó con casi el 54% (los números eran tan holgados que no tuvo la necesidad de hacer alianzas cortoplacistas y vaciadas de sentido ideológico como en 2007 y se dio el lujo de poner semejante mamarracho en la fórmula).
El segundo lugar en 2011 lo ocupó el “Frente Amplio Progresista” (FAP) que llevaba a Binner como candidato a presidente, hoy recluido en Santa Fe. Stolbizer, que parece olfatear todas las listas de nombre “progresistas”, era la candidata a gobernadora. De Gennaro (que no pasó las PASO este año) y Victoria Donda (que hoy acompaña a Stolbizer) eran los candidatos a diputados nacionales. El FAP ya no existe más.
El tercer lugar lo ocupó Ricardo Alfonsín con a falta de UCR, creó el partido “Unión para el desarrollo social” acompañado por González Fraga, el expresidente del Banco Central que en este 2015 apoyó a Lousteau y a Sanz, dentro de la interna de “Cambiemos”. En esa lista, figuraba Francisco De Narváez como candidato a gobernador, que quedó segundo, muy lejos de Scioli. La candidata a vicegobernadora era Mónica López, la “despechada” del massismo que se pasó al kirchnerismo en las últimas semanas. Colado en el fondo de la lista, el camaleónico Posse, que retuvo la intendencia de San Isidro una vez más en 2011 y ahora en 2015 formando parte de la lista de Macri. Un caso especial este de Posse, en 2007 ganó acompañando a Cristina, en 2011 a Alfonsín y ahora a Macri, un genio.
Alberto Rodríguez Saá con un nuevo sello partidario, “Compromiso Federal”, obtuvo el cuarto puesto. En el quinto lugar figura uno de los cómplices del asesinato de los militantes sociales Kosteki y Santillán, y mentor del kircherismo: Eduardo Duhalde. Lo acompañaba en la fórmula Mario Das Neves, el señor feudal de Chubut que este año volvió a ganar la gobernación de dicha provincia. En esa lista hay personajes para todos los gustos, desde la boxeadora frustrada Graciela Camaño, hoy parte del Frente Renovador de Massa, pasando por Eduardo Amadeo -hoy en “Cambiemos”-, hasta Claudia Rucci, la hija del sindicalista asesinado, que fue candidata a vicepresidenta de De la Sota en las internas de UNA, que ganó Massa.
La nota de color fue Carrió, que se mantuvo “independiente” con su “Coalición Cívica”, y obtuvo el 1,85% de los votos, bajando cerca de 20 puntos con respecto al 2007. Su candidato a vice fue Adrián Pérez, hoy con Massa.
En 2011 nació el Frente de Izquierda y de los trabajadores y obtuvo poco menos de 500 mil votos (2,3%) con la fórmula Altamira-Castillo. El Frente se mantuvo estos cuatro años (la única lista de oposición que se mantuvo) y creció cerca de 400 mil votos.
Con solo mirar por arriba las listas se percibe estos reacomodamientos circunstanciales y sin fundamentos programáticos de la casta política que gobierna argentina. Que así funciona la política, que así se “construye” poder, son los argumentos más conocidos de estos pseudo representantes del pueblo que no hacen más que turnarse en la administración del Estado para obtener ganancias y favorecer a su círculo de influencia.
Sin convicciones ni coherencia, se van reconvirtiendo hábilmente con slogans de “época”, lindos para el oído y en consonancia con la coyuntura, sin ningún tipo de meta a largo plazo. Son agrupamientos vacíos, bolsas de gatos que se autodestruyen según los resultados.
Son animales políticos rapaces, que buscan el hueco donde meterse para no caerse del plato del Estado bobo que los mantiene como clase privilegiada. El error más grande es seguir esperando que esta gente, que nos gobierna hace décadas, lleve a cabo un “cambio”; son parte de lo mismo, son los que siempre ganan en este juego, en esta democracia falseada, que propicia que una y otra vez ganen estos personajes respaldados por aparatos y sponsors privados que van a garantizar que la rueda siga girando en el mismo sentido, el sentido donde sólo unos pocos ganan a costas de millones.