Como lo planearon (y ejecutaron) los liberales que manejan la economía de Argentina, finalmente, tras el primer trimestre de ajustes y esfuerzos (de los asalariados claro, nunca el esfuerzo de los patrones), ¡llegó el derrame!
Entonces, ¿las inversiones extranjeras, la devaluación, la quita de impuestos a los exportadores, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y demás medidas tan populares, ya están generando cuantiosas ganancias para los capitalistas que consecuentemente empiezan a regar de ingresos a los de abajo con la superavitaria renta que obtuvieron?
No, esperen. El cuadro no parece tan optimista, aunque “todos queremos que le vaya bien al gobierno” ya que no somos “golpistas”.
La escena muestra filas de hasta cuatro cuadras de gente que se acercó a Plaza de Mayo porque se enteró que regalaban peras y manzanas. Gente con necesidades. Gente marginada. Gente que no entiende de qué le hablan cuando escucha eso de la revolución de la alegría. ¡Qué generosos están los capitalistas este segundo semestre, derraman sin parar!
No, esperen. Los que regalaban las frutas no eran los grandes terratenientes, eran los productores de Neuquén y Río Negro (dos provincias otrora aliadas al kirchnerismo), a los que les pagan $3 el kilo de manzanas y $2,10 el de peras, que después se venden un 851 y un 1.009% más caras en los supermercados. Una cadena productiva donde más ganan los del medio, a costas de los que trabajan.
Sólo los inescrupulosos liberales no se sorprenden ni se entristecen con la escena que contemplamos ayer en Argentina: productores devastados por un modelo económico que favorece a los grandes jugadores, regalando comida a los más necesitados, porque les era más redituable que tirarla.
El funcionamiento de la macroeconomía no sólo margina a una masa cada vez mayor de personas a la pobreza (como lo hizo durante la “década ganada”, y durante los 200 años de “independencia”) sino que también obliga a desperdiciar alimentos que con gran esfuerzo se producen en el país.
Algo no está andando bien muchachos, no hay que ser un experto en economía para darse cuenta. Pero bueno, seguimos esperando, calladitos, sin chistar (ahora más que nunca ya que los burócratas sindicales se pusieron de acuerdo en cómo se dividirán los negocios en los que participarán junto a los capitalistas). Este “ordenamiento” y “sinceramiento” de la economía ya traerá los beneficios para los de abajo, que hacen malabares para pagar las tarifas.
Perdón si los ilusioné, el derrame no era de arriba hacia abajo como parecía, era entre los que siempre pierden y era un derrame con otro significado, con connotaciones negativas. Sigamos esperando el otro derrame, el “bueno”… sigamos esperando en vano.